Una vez más, las aspiraciones rojiblancas en la champions se toparon de golpe con el muro blanco. Y esta vez el golpe fue duro de verdad, no mortal, pero casi. Llegaba el Atlético al Bernabéu después de completar su mejor participación en Champions. Llegaba con la mente puesta en la final de Cardiff. Se tenía la intuición de que este año tocaba levantar por fin "la orejona". Solo faltaba salvar el último escollo, superar al Real Madrid, algo que no ha conseguido hacer en ninguna ocasión cuando de la Champions se trata, y ese escollo, ha resultado ser demasiado alto, demasiado fuerte.
De nada sirven los antecedentes, y que el atlético haya superado al Madrid en más ocasiones en los últimos años. Lo hizo en liga, en copa, en la supercopa, pero cuando se trata de la champions....el Madrid se transforma y pasa de ser un super equipo a un Monstruo vestido de blanco que se come a su rival rojiblanco. En esta ocasión , no necesitó de la épica, para marcar en el descuento, o en los últimos minutos, ni de la suerte en la lotería de los penaltis, no. En esta ocasión, lo superó, desde el inicio, en el planteamiento, en el juego, en las ocasiones, y como no, en los goles.
Incluso siendo muy superior, la suerte volvió a caer del lado blanco, en esos detalles que en partidos como estos hacen decantar la balanza. Como en el primer gol, un gol que hace poco tiempo, no hubiera subido al marcador por fuera de juego, pero la norma cambió. O en el segundo gol, que de rebote el balón se le queda franco a Ronaldo para fusilar a Oblak, en el momento en el que el Atlético tenía más control del partido, pero sin ningún peligro. Detalles que desde luego no desmerecen la victoria blanca, porque fue justa, y si me apuran, pudo ser aun mayor.
Al Real Madrid, le salió el partido perfecto, en la noche señalada, mientras que el Atlético jugó su peor partido del año en el peor momento posible. Nada funcionó en el conjunto del Cholo Simeone, al que quizá la presión de jugar contra un equipo que le tiene comida la moral, no le hizo jugar como acostumbra. El Atlético falló mucho más de lo normal, no salía un pase, los balones divididos siempre eran para el Real Madrid, y nadie , salvo Carrasco, hasta que el físico le aguantó, se atrevía a encarar al contrario. Fue un atlético desconocido, sin la presión, ni la garra de otros partidos. Hasta Simeone, no fue fiel a su estilo, y por una vez, (quizás influenciado por las críticas de la final de Milán, donde se le acusó de no ser más atrevido), pensó más en este partido que en la eliminatoria completa. Otros años, con 1-0 abajo, y tal como se estaba desarrollando el partido, hubiera reforzado el centro del campo, dando el balón al Madrid, y habiendo aguantado el chaparrón, a la espera de una contra, para llegar vivos al partido del Calderón. Pero, ayer decidió, ir a por el partido, ir a por un gol que le diera ventaja para el partido de vuelta, y sacó toda su artillería. Sacó todo lo que tenía en el banquillo, que dicho sea de paso, no mejoró en nada a lo que estaba en el césped, despoblando así el centro del campo y el Madrid, lo aprovechó dejando casi sentenciada la eliminatoria.
Quizás sea ventajista decir esto ahora, que se equivocó en el planteamiento, en los cambios, etc.. Yo desde luego, no lo voy a criticar, es más, aplaudo su decisión. Salió mal, pero prefiero caer así, intentando marcar, aunque no saliera nada, que perder atrincherado en tu área.
Ahora solo queda recuperarse lo mejor posible. El pase a la final, casi es una quimera, pero el orgullo atlético debe al menos intentar dar la vuelta a la situación. Llega la hora de empezar a creer en la remontada. En el fútbol se han visto cosas increíbles y todo puede pasar. La tarea es descomunal, La misión es derribar al monstruo blanco y todos los esfuerzos deben ir en esa dirección.
Si yo fuera Simeone, el once que salte el próximo miércoles debe concentrase en ese único partido, sin ninguna distracción. La derrota del Sevilla en liga, permite al Atlético olvidarse del Eibar, donde tienen que jugar los menos habituales.
Ahora mismo, solo hay un partido, solo una misión. El calderón debe ser la Galia de Asterix y Simeone debe encontrar la pócima que derrote al Monstruo Blanco. ¿La encontrará?
Nota: Hay que partir de una premisa. El Madrid es mejor que el Atlético, tiene mejores jugadores, mucho mejor banquillo. Los 400 millones de diferencia de presupuesto se dejan notar en esta serie de partidos. Con el viento a favor, el Madrid es imparable. El Atlético solo puede superar al Madrid si hace el partido perfecto y el conjunto de Zidane no tiene su día. Deben alinearse muchos astros. ¿lo harán el Miércoles?