miércoles, 27 de abril de 2016

POR ELLOS/POR NUESTROS MAYORES


Nada más realizado el sorteo de semifinales, la primera reacción fue la de decir,  que una vez más, al Atlético le había tocado el rival más duro,  (una vez superado al Barcelona, el ideal rojiblanco esperaba un duelo ante el Manchester City, a priori, el rival más asequible, pero no pudo ser), pero al segundo, la mente se transportó a la final de 1974 y a la posibilidad de tomarse la revancha de aquella final que al Atlético de Madrid se le escapó en el último suspiro, como luego varias décadas después se repetiría en la final de Lisboa ante sus más directo rival. Ironías, o mejor dicho, crueldades de la vida.
Porque desde aquella final del 74, el Atlético no ha vuelto a enfrentarse al poderoso conjunto alemán y muchos de los que vieron aquel partido, ya no están entre nosotros y se quedaron con las ganas de poder acabar con aquella afrenta. Entre ellos, el gran Luis Aragonés, el hombre que pudo traer a las vitrinas del Calderón la primera Copa de Europa, si no fuera por ese jugador cuyo nombre no quiero acordarme, y de hecho es difícil de recordar, que ahogó las esperanzas de los atléticos con un zapatazo que ni él mismo sabe como logró.
Yo, en ese año, tenía seis años, y no me acuerdo de nada de ese partido, por lo que me ahorré un tremendo disgusto, que ya con el paso de los años me llevaría en más de una ocasión siendo seguidor atlético. Pero el que si lo sufrió y de qué manera, fue mi padre, y por fortuna, él si tiene la oportunidad de poder sacarse la espina de aquella final, eliminando al Bayern en las semifinales. Bien es cierto, que no es lo mismo, que la revancha auténtica hubiera llegado ganando al conjunto bávaro  en la final, pero en la final sólo se puede ganar a uno, y el destino, ha querido,( si se consigue),  que este año, el atlético pueda saldar su deuda con la historia en dos partidos. Primero, dejando sin final  al Bayern y luego, ya en la final, ganando al Real Madrid, para poder recuperar lo que el descuento nos quitó en  Bruselas y en Lisboa.
Así que por ellos, por nuestros mayores, por Luis Aragonés, por Irureta, Gárate, o Reina, por Godín,  Gabi, Filipe Luis o Koke, por mi padre, por mi tío, por mis hermanos, primos y amigos, y por todos aquellos aficionados atléticos que no conozco, pero con el que me une un sentimiento.  Por todos, vamos a intentar conseguir la Champions. La Historia nos debe una y es hora de que nos la pague.