Había ganas de ver al Atlético de Madrid de nuevo en la Champions. Atrás quedaba una fase de grupos impoluta y la sensación de que este año, el máximo trofeo continental estaba en el punto de mira del conjunto rojiblanco en general y del comandante Simeone en particular, como objetivo prioritario.
Desde que acabó esa fase de grupos hasta hoy, han pasado muchas cosas y no todas positivas en el Atlético. En la liga, alternó partidos buenos, con otros malos y con algunos para olvidar y se dejó puntos por el camino, que, pensar en optar a luchar por el título se presenta como una quimera ( mucho más realista es asegurar una plaza de champions). Luego está la Copa, competición en la que había puestas muchas esperanzas. El objetivo era llegar a la final, y disputarla en el Calderón. No habría mejor colofón para un estadio que ha vivido tantas emociones en estas última décadas. Solo una mala noche de aciertos de cara al gol lo dejó fuera de la final deseada.
Por tanto, fuera de la Copa y casi de la Liga, la Champions se presentaba como la única oportunidad de hacer algo grande en la que muy presumiblemente será la última temporada del Cholo Simeone al frente de la nave rojiblanca.
El primer obstáculo era el Bayer Leverkusen, un conjunto que ya hizo sufrir al atlético hace dos temporadas en la misma ronda y al que solo pudo superar en una agónica tanda de penaltis.
Los atléticos estaban expectantes por saber que versión del Atlético saltaría al campo, si el de la primera fase de la Champions, si el irregular en la liga, si el de Barcelona en la Copa o cualquier otra versión. Bueno pues la intención se dejó clara desde los primeros minutos. El atlético se puso el traje de la Champions, y demostró el porqué, todos los equipos quieren evitar al equipo de Simeone en eliminatorias. Simeone apostó por un equipo ofensivo, colocó a Koke en el centro junto a Gabi, es decir, apostó por el fútbol, más que por el control. Con Koke en el centro, sabe, que el riesgo es mayor, pero se contrarresta con una mayor fluidez en el juego ofensivo y con los jugadores que dispone el atlético en la parte delantera, no aprovecharlo es una insensatez. El Atlético salió en modo Champions y dejó claro que no apostaría por el cero a cero, que la mejor defensa es un buen ataque y a ello se lanzó desde el inicio.
Marcó dos goles, pero pudieron ser muchos más, en unos primeros 45 minutos casi perfectos que pudieron convertir el partido de vuelta en un mero partido de entrenamiento.
En los segundos 45, hubo de todo, el atlético siguió dominando, se recompuso de los dos goles encajados y supo sufrir durante unos minutos de desconcierto que deben evitarse si se quiere llegar de nuevo a una final. Pero ganó y convenció. El 2-4 final lo dice todo.
Dicho esto, no hay que lanzar las campanas al vuelo, pues no se ha conseguido nada. Se ha dado un gran paso para seguir adelante, (solo un descalabro mayúsculo puede evitar que el atlético no esté en cuartos de final), pero solo es un paso. De aquí a la final, queda un mundo y por delante numerosos y poderosos equipos, y como sucedió en la copa, una mala noche, te puede dejar fuera. Hay que ir piano, piano, sin prisas, pero sin pausas, el atlético lo sabe, Simeone lo sabe y lo que es mejor, los demás equipos europeos ya saben como se las gasta el Atlético. "Señores, el Atlético va a por su champions",Europa se la debe y Simeone desea que la tercera oportunidad sea la buena.
Posdata: Me encanta esta champions de eliminatorias, se están viendo grandes partidos, golazos, goleadas, partidos intensos y solo acaba de empezar. ¡Qué continue!