" Aquí me pongo a contar, historias de un sentimiento que no se puede explicar..." Así comienza la canción que Joaquín Sabina compuso como himno del atlético de Madrid. Y no le falta razón, porque explicar lo que es ser colchonero es bastante difícil. Como difícil,es ponerse a escribir después de lo sucedido en Lisboa. Se puede perder, sí, es más, lo lógico es que el atlético perdiera, pues el Madrid, no hay que engañarse es superior al atlético, en presupuesto, en calidad individual, en infraestructuras, en plantilla, etc.. Pero cuando la pelota echa a rodar, todo se iguala y por eso es tan bonito el fútbol todo es posible y ayer casi lo fue. Durante 93 minutos el atlético rozó la gloria, acaricio su primera copa de Europa, pero el destino fue cruel otra vez y quiso repetir la historia de hace 40 años, y ¡ vaya si la repitió ! En aquella ocasión un defensa central del nombre impronunciable con el dorsal número 4 a la espalda se sacó un disparo que ya nadie esperaba en el último segundo para empatar un partido que lo tenían perdido. Anoche fue otro defensa central con el dorsal número 4 en la espalda quien marcó en el último suspiro para volver a quitar una copa de Europa que el atlético ya celebraba. En las dos ocasiones el balón entró por el mismo lado de la portería.
Ahora se habla si el atlético se merecía la copa que fue superior al Madrid en muchas fases del encuentro,que si por aquí, que si por allá, bla, bla, bla. Las copas como siempre se dice, no se merecen, se ganan y ayer lo hizo el Madrid y cuando pasen los años la gente recordará la décima del Madrid y no el mérito del atlético.
El atlético llegó a esta final en un estado eufórico de moral, más fuerte mentalmente que el Madrid, pero con el depósito de gasolina casi en la reserva. Y ahí estuvo una de las claves de la final. Los del cholo sabían que la condición física aguantaría unos 60 ó 70 minutos y que había que aprovechar esos minutos para intentar llevarse la final. El plan funcionó, se pusieron por delante y dominaron al madrid, al que no dejaron hacer su fútbol y cortaron su arma más letal como es el contraataque. Pero en todo plan siempre hay imprevistos . Simeone lo dijo en la previa, " lo único que no quiero que aparezcan son las situaciones imprevisibles " y aparecieron. Primero la lesión de Diego Costa, que hay que poner en el debe de Simeone, se equivocó y lo reconoció. No debió jugar y menos de inicio. Eso hizo que agotara una sustitución a las primeras de cambio. Y con el atlético roto se lesionó Filipe Luis por lo que tuvo que cambiar otra vez forzado. Eso evitó que al final del partido cuando el Madrid más achuchaba Simeone no pudiera refrescar el centro del campo para controlar el balón.
Los últimos minutos fueron del Madrid claramente. El atlético no podía y sólo tenía energía para defender , la final estaba ahí. Aguantaron hasta los límites permitidos, como resistieron los espartanos ante las fuerzas de Leónidas , o como los secesionistas mexicanos defendieron el fuerte de El Álamo, antes las tropas mexicanas de Santa Ana. Pero al igual que sucedió en esos dos acontecimientos históricos, al final perecieron, como lo hizo el atlético en el último suspiro. Porque el gol del empate era la sentencia de muerte. La prorroga era clara del Madrid pues estaban más frescos física y mentalmente y lo que vino después fue la consecuencia lógica.
Lo único que puedo reprochar es la actitud de Ronaldo en el cuarto gol. Con la final sentenciada no hacía falta esa celebración, es una forma de humillar al contrario, como cuando en baloncesto un equipo que gana por veinte puntos pide tiempo muerto a diez segundos del final. En fin, el verá.
La derrota no puede ocultar la gran temporada del atlético, a mi entender la mejor de su historia. Se conquistó la liga ante los poderosos Madrid y Barcelona y se llegó a la final de la champions donde rozó el doblete. No pudo ser, pero los aficionados sólo pueden sentir orgullo de su equipo, por su entrega y por su lucha.
Los protagonistas nada más terminar dijeron "volveremos" . Y yo nada más puedo decir que ojalá , pero si es posible que no pasen otros 40 años.