Desde el pitido final en la semifinal ante el Bayern, el atlético ya sólo pensó en la final de Milán. Prometieron volver tras el trágico final de Lisboa y lo han cumplido mucho antes de lo que se pudiera pensar. Y solo tienen un pensamiento en su cabeza y es el de ganar, ganar y ganar. Creen que la historia se lo debe y que a la tercera será la vencida.
Lo que está claro es que nadie puede adivinar lo que puede pasar el 28 de Mayo en Milán, pero sí, en que el Atlético va a llegar a esa final, en muchísimas mejores condiciones, tanto física como mentales, de las que llegó a la final de Lisboa. Primero porque en esta ocasión, la puede preparar a conciencia (no hay que olvidar que mientras el Madrid preparó la final con tranquilidad, el Atlético tuvo que jugarse la liga una semana antes en el Nou Camp). Segundo porque la va a afrontar con sus mejores hombres, salvo lesiones en estas últimas dos jornadas, no como en Lisboa que tuvo que disputarla sin sus mejores hombres, Arda Turán, (que ni se vistió) y Diego Costa ( que sólo aguantó unos minutos). Y tercero porque se ha metido en la final a lo grande. En su camino, ha tenido que superar al líder de la liga portuguesa, al líder de la liga holandesa, al líder de la liga española y finalmente al líder de la liga alemana. Mientras el Madrid, llega tras dejar atrás al actual tercer clasificado de la liga italiana, al décimo de la liga alemana y al cuarto de la premier. Y aunque en una final, todo esto se olvida, no está mal recordarlo.
¿Significa que el Atlético es el favorito para la final?. Ni mucho menos, en una final, no hay favoritos, y si lo hay, ese debe ser el Real Madrid por historia y poderío económico. Aunque las expectativas rojiblancas están por todo lo alto y quieren alcanzar el sueño de ganar por fin la Champions.
Vengada la final del 74 ante el Bayern, queda la de 2014. En un mes pueden saldar las cuentas pendientes de los más de 113 años de historia del conjunto rojiblanco. Y el Atlético está preparado para ello.
Ganar, ganar y ganar.....y si se pierde... a seguir intentándolo, que la vida son dos días y nunca dolerá tanto como la de Lisboa.
¡¡Qué llegue ya el 28!!