Lo decia Pepe Mel tras jugar contra el Atlético de Madrid "a mi me gustaría que Diego Costa estuviera en mi equipo" y lo decía con toda la razón, que Diego Costa es de esos jugadores que no sólo a Pepe Mel, si no a todos los entrenadores les gustaría tener en sus filas. Un jugador aguerrido, luchador, con carácter y no exento de buen fútbol y goles. Un jugador que a a base de sufrimiento y de constancia y sobre todo de mucho trabajo se ha convertido en el nuevo ídolo de la hinchada rojiblanca. Su protagonismo es tal, que en los últimos partidos del atlético, y no tan últimos, Diego Costa ha sido el foco de atención, bien sea por sus goles, bien por su juego o bien por sus acciones, , polémicas, algunas de ellas crtiticables. Pero para lo bueno o para lo malo Costa es así, y no va a cambiar, es más nadie quiere que cambie, el primero su entrenador Simeone que gusta de jugadores así que lo dejen todo en el cambio y que no rehuyan el contacto y que lo considera fundamental en su equipo, siendo ya un titular indiscutible. Y lo que son las cosas, a está situación ha llegado, como casi todo en la vida, por no decir todo por... "el azar". Porque Diego Costa lo normal es que no estuviera en el Atlético de Madrid en la actualidad pero entre en liza el azar y..... a saber.
Nos remontamos a la pretemporada atlética. Cholo Simeone cuenta con cuatro extracomunitarios, Falcao, Miranda, Salvio y Diego Costa. La normativa obligaba a descartar a uno, y el elegido era Diego Costa. Simeone confiaba más en la polivalencia, en el juego o en lo que fuera de Salvio, por lo que la dirección deportiva se puso manos a la obra en busca de un destino para el brasileño. Diego Costa venía de hacer una gran temporada en el Rayo y contaba con un buen cartel, pero, la crisis que azota a la sociedad no permitía grandes desembolsos económicos y las ofertas que llegaban eran pocas y bajas. Cuando se estaba a punto de aceptar alguna, llegó una buena oferta, pero no era por Diego Costa, sino por Salvio. Las necesidades económicas del atlético pesaron más que las necesidades técnicas y Simeone aceptó la salida de Salvio y se quedó con Diego Costa.
El jugador lo iba a tener difícil, la pareja atacante estaba clara Falcao y Adrián serían los titulares sin discusión.
Diego Costa no se desanimó y no dejó su empeño de intentar triunfar en el atlético, al que llegó muy joven y del que tuvo que emigrar a varios equipos. Su progresión no ha dejado de crecer y tras varias temporadas y después de superar una grave lesión, volvía a su casa y no quería desaprovechar la oportunidad. Trabajó sin descanso y en silencio, y siempre que salía cumplía. Su labor era fundamentalmente revolucionar el juego con su potencia y lucha. Marcó sus golitos y se convirtió en un buen asistente. Simeone le daba la titularidad en la primera fase de la Europa League y en la Copa, pero seguía teniendo por delante a Adrián, aunque éste ya evidenciaba un alarmante estado de forma en comparación con la temporada pasada. Y así las cosas, entre lo mal que estaba uno, y lo bien que lo hacía el otro, Simeone empezó a darle confianza en el once al brasileño que no le defraudó. Su importancia en el equipo ha ido en constante subida y ahora mismo no existe debate entre él y Adrián. El Calderón lo adora y se ha convertido en el objetivo a cazar por los rivales, algo que a él le encanta. Así ha llegado a los 100 partidos en primera, 50 con el atlético, a los 15 goles en lo que va de temporada y convocado por la selección brasileña. Está en su mejor momento y lo sabe, aunque también que tiene margen de mejora. Y todo porque la oferta que se esperaba llegó pero ....por Salvio. Lo dicho el azar
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