viernes, 3 de noviembre de 2017

¿Fin de ciclo?


"Lástima que terminó, el festival de hoy, pronto volveremos con...más emociones", permítanme la licencia de empezar con esta canción que, sin duda, a todos aquellos que pasamos ya de los 40 nos suena, porque forma parte de nuestra infancia-adolescencia. Para los más jóvenes, que me lean, les diré que esa canción era con la que se acababa el show animado de los Looney tunes.
Y esa canción es la que me vino a la cabeza, nada más pitar el colegiado Aytekin el pasado partido de Champions entre el Atlético de Madrid y el Qarabag de Azerbaiyán. Porque me dio la sensación, y lógicamente puedo estar equivocado, que este ciclo de Simeone, (un ciclo maravilloso) ha llegado a su fin, o al menos está camino de ello.

Y no lo digo como crítica, ni mucho menos. Porque lo fácil sería criticar a Simeone y a sus jugadores, por no conseguir un pase a los octavos de final de la Champions, (cuidado a los agoreros, porque aunque lo tiene casi imposible, todavía tiene posibilidades de pasar), algo, que hace apenas un lustro era una quimera el pensar,  ya sólo el clasificarse para la mejor competición europea. Lo digo por pura lógica. Nada es eterno y los ciclos se acaban. Y así lo hemos visto a lo largo de la historia.
Ni el Bayern de Beckenbauer, ni el mejor Ajax de Cruyff, ni la Quinta del Buitre, ni el Milan de Sacchi, ni el Barcelona de Guardiola, y muchísimos más ejemplos que cada uno puede aportar. Ninguno de esos equipos fueron eternos, todos ellos, tuvieron su ciclo, unos ganaron más títulos que otros, pero casi todos coinciden en un punto, en el que sus ciclos duraran en torno a los tres años.
En el Atlético de Madrid, estamos en el ciclo de Simeone, un ciclo que a diferencia de los otros, se ha alargado durante cinco temporadas, y en donde se ha conquistado cotas inimaginables hasta hace muy poco.
Pero lo dicho, todo llega a su fin, y en el caso de Simeone y del Atlético no iba a ser una excepción.
Decir que esta época maravillosa acaba por el partido ante el Qarabag sería injusto, pues por un partido no se puede juzgar una trayectoria. El partido ante el conjunto azerí es el epílogo a una serie de partidos, que se remontan, incluso a la temporada pasada, en el que el conjunto de Simeone ya no es el conjunto rocoso ante el que ningún equipo quería jugar, ni grande, ni pequeño. La solidez defensiva, ya no es tan numantina como antaño y ya el 1-0 no sirve para amarrar las victorias.
Y ¿qué es lo que ha cambiado?, Simeone, desde luego que no. Es el mismo de siempre, su filosofía no ha variado un ápice y aunque algunos jugadores le han insinuado en que cambie su sistema de juego, sobre todo en algunos partidos, y que se adapte a las nuevas circunstancias y jugadores, el argentino ha hecho oído sordos y seguirá fiel a su estilo hasta el final de su etapa atlética, que temo que está más cerca de lo que su contrato dicta.
Por tanto, si Simeone no ha cambiado, solo lo pueden haber hecho los jugadores. Y es así, al menos a mi entender. Pero no han cambiado por gusto, sino porque las circunstancias lo han llevado a ello, y por circunstancias me refiero a la edad. El tiempo pasa y no perdona y pasa para todos, especialmente para la guardia pretoriana de Simeone, para los Godín, Gabi, Juanfran, Tiago (ya retirado) y demás.
Cinco años son muchos, sobre todo cuando ya sobrepasan la treintena y las exigencias físicas que se necesitan en este equipo son superiores al resto.
La consecuencia por tanto, es que ya no presionan como antes, ya no llegan como antes, ya no piensan como antes, es decir, ya no es como antes.
Llegados a este punto, y si damos por bueno, lo que he expresado anteriormente, nos tenemos que preguntar entonces ¿cuál es la solución?
Hay dos posibles (siempre a mi entender) y las dos pasan por Simeone.
La primera es que la era Simeone termine a la finalización de esta temporada. Un entrenador nuevo, con nuevas ideas puede ser la pócima que cambie la actual situación atlética. Un cambio que tiene su riesgo, pues el estilo cholista ha calado tanto entre la afición atlética que mirarán con reparos cualquier alternativa.
Existe un auténtico pavor  a la era post-Cholo, pero ésta, algún día llegará y no pasará nada. Es ley de vida y nadie te garantiza que sin el técnico argentino, el Atlético se hundirá o subirá un escalón más. Eso hay que verlo, vivirlo y experimentarlo para luego poder opinar.
Y la segunda solución pasa por que Simeone continúe hasta la finalización del contrato y acometa una renovación-revolución en su plantilla. Porque,  a la conclusión de que la actual plantilla, ya no da más de sí, creo que ha llegado todo el mundo.
Sobre todo, la renovación, tiene que llegar precisamente en los jugadores en los que siempre se ha apoyado Simeone, es decir, tienen que llegar recambios, recambios de garantías, para Godín, Gabi y Juanfran principalmente. Y a mi parecer tiene que llegar un jugador "crack" en el centro del campo que mueva al equipo, algo que choca con la filosofía cholista pero el equipo lo necesita desde hace varias temporadas.
Lo complicado en este asunto, es acertar con los recambios y conjugar los deseos del Cholo, con la economía atlética, que a pesar de ser cada año más fuerte, no es equiparable a la de los grandes clubes europeos.
En resumen, que el ciclo atlético está dando sus últimos coletazos, pero que lejos de amargarnos, lo que hay que hacer es seguir disfrutando mientras se pueda y no olvidar nunca lo que se ha conseguido.
¡qué nos quiten lo bailao!

lunes, 18 de septiembre de 2017

YO ESTUVE ALLI

Se acaba una nueva jornada de liga, que nos deja a un Barcelona más líder, que sigue cosechando pleno de victorias y que solo tiene que lamentar la lesión de su fichaje estrella, Dembelé, que estará apartado de los terrenos de juego varios meses.
También nos deja la resurrección del Madrid en Anoeta, bueno hablar de resurrección es algo exagerado, porque el Madrid, no estaba ni mucho menos muerto. Pero sí ha servido para comprobar que cuando más difícil lo tiene, más sencillo lo hace. Llegaba con numerosas bajas a casa de una Real Sociedad que estaba en plena forma y colíder de la liga. Muchos auguraban una derrota amarga del conjunto de Zidane, pero una vez más, el plan B, o el M (de Mayoral) le funcionó y ganó sin sufrir y sin echar de menos a nadie.
Pero al margen de otros resultados, esta jornada quedó marcada por la inauguración del Wanda Metropolitano, el nuevo estadio del Atlético de Madrid. Por fín llegó el día marcado por todos los rojiblancos. Bien es cierto que la mayoría no quería el cambio, pero una vez que fue inevitable, todos estaban deseando ver lo que sería su nueva casa, al menos por otros 50 años.
Fue un día histórico y "solo" 68.000 afortunados tuvieron la ocasión de presenciar el debut del Atlético de Madrid en su nuevo estadio. Y uno de ellos, fui yo.
Lo primero que tengo que decir, es que el estadio, impresiona, que la imagen que se obtiene cuando sales de la estación de metro, se te queda grabada. Ves la grandiosidad del recinto y solo quieres verlo por dentro. (Bien es cierto, que en los días que vivimos, con la tecnología y los medios que tenemos, y gracias a la labor del departamento de comunicación del conjunto rojiblanco, conocíamos de sobra el aspecto tanto exterior como interior, ya que nos lo han ido mostrando día a día, hemos visto como crecía y como iba cambiando su aspecto, como si de un embarazo se tratara.)
Pero una cosa es lo que ves a través de una pantalla, y otra muy distinta, es verlo con tus propios ojos. Esa sensación de subir las escaleras, ir hacia tu vomitorio y contemplar por primera vez, el campo desde dentro, es difícil de explicar. Lo primero que se te viene a la cabeza es decir "guau" y y lo que quieres es llegar cuanto antes a tu nueva localidad. Una vez que la encuentras y te sientas, ahora sí, tienes tiempo para quedarte contemplando el cesped, las gradas, los banquillos, el techo y cualquier rincón que alcancen tus ojos. Y una vez agudizada la vista, llega el momento del oído. La acústica es magnífica y te imaginas como será en pleno apogeo.
Pero pasado ese primer instante de impresión,  digamos de subidón, llega de manera inmediata un tiempo de reflexión. Y es, en ese momento, cuando una sensación extraña te recorre por todo el cuerpo.
Vuelves a contemplar el estadio y piensas que no es el tuyo. Te choca, te resulta extraño, y te da la sensación, que te encuentras en una ciudad europea y dispuesto a ver a tu equipo en una final de Champions o de la Europa League y que cuando acabe el partido volverás a tu ciudad y a tu estadio.
Sensación lógica y se tardará en acostumbrarse, como cuando cambias, de trabajo, de casa, pero te acostumbrarás y sabrás que has hecho bien en cambiarte, porque a la larga, mejoras en todo en relación a lo que tenías.
Y digo, lo de a la larga, no por capricho, sino porque, con toda su grandiosidad, y con todo lo que tú quieras, al estadio aún le queda mucho para estar en perfectas condiciones. Haciendo un símil con la vivienda, es como si vendes tu piso en un edificio y te mudas a un gran chalet individual con 1000 metros de parcela. Te mudas con prisas porque los plazos te obligan, pero por mucho que adecentas el chalet, el día de la mudanza te das cuenta de que todavía quedan muchas cosas por hacer y por mejorar. Algunos baños no están acabados, los videomarcadores fallan, cables sueltos, zonas sin habilitar, los aledaños son un descampado, los accesos por carretera, un infierno, etc.. pequeños obstáculos, que de todos modos,  no impiden que puedas vivir y disfrutar de tu nueva casa, y a sabiendas que en poco tiempo, va a lucir con todo su esplendor y que vas a ser la envidia de todos tus vecinos. Pero para eso, habrá que esperar un tiempo, que se intentará que sea lo más breve posible.
Y yo creo que esa sensación extraña que viví, (vivimos) todos los aficionados, también la experimentaron los propios jugadores que deben amoldarse al nuevo césped, a las nuevas medidas, en definitiva a sentirse en su nueva casa.
Lo mejor es que se salvaron los muebles, se venció por 1-0, (Simeone, fiel a su estilo no entiende de fiestas, ni estrenos) y que Griezmann pasó a la Historia al ser el primer goleador en el Wanda Metropolitano. Veremos a ver como acaba la historia del francés con el Atlético.
En definitiva, que viví un día histórico, junto a mi hijo y amigos, que siempre quedará en el recuerdo.


lunes, 22 de mayo de 2017

CACHITOS DE SENTIMIENTO Y PROFESIÓN

Cuando el colegiado pitó el final del partido en el Calderón, los recuerdos se agolparon en mi cabeza, pero lo primero que se me vino, fue la cancioncilla con la que acababan unos dibujos animados de mi infancia. Aquella que decía: "Lástima que terminó, el festival de hoy. Pronto volveremos con...más emociones...."
Porque desde luego fue una lástima abandonar la que ha sido tu casa, deportivamente hablando y en donde he vivido grandes emociones, numerosas alegrías y no menos tristezas y decepciones. Y sé que volverán las emociones, pronto, pero ya no será en el Vicente Calderón, será en otro campo, en otra sede y al principio, hasta que te acostumbres, no será lo mismo.
El Atlético de Madrid cerró una etapa en su historia, quizás la más importante, y lo hizo a lo grande, ganando y con un protagonista, Fernando Torres autor de dos goles, que pudieron ser tres. No podía ser de otra forma, el ídolo de la afición en estos últimos años, se tenía que despedir de su casa por la puerta grande y solo me faltó que Simeone le aguantara hasta el final para que la ovación fuera tremenda, como sí sucedió con Tiago, un nuevo rojiblanco. Porque del atleti, se nace, pero quien pasa por esa casa, también se hace.
 Aunque con el paso de las horas, Simeone, conocedor mejor que yo de la situación, pienso, que quiso homenajear al portugués en su despedida del equipo tras siete años vistiendo la elástica rojiblanca, y no tanto a Fernando Torres, que fue el primer cambio a los 60 minutos de juego, porque no duda de la continuidad del niño en el seno del equipo. El "símbolo" tiene que estar en el nuevo estadio. En fin, ya veremos.
El Calderón cierra su historia y con él se cierran las historias de los cientos de miles y miles de aficionados que han llenado sus gradas a los largo de estos 51 años de vida.
Yo tengo la mía propia, tanto personal, como profesional. Enumerar todo lo que he vivido es imposible y no es plan de aburrir al querido lector. Destacaré eso sí, algunas de ellas, que quizás no sean las más importantes, pero que son, las primeras que me vienen a la cabeza.
Comenzando con el primer recuerdo que tengo de mi primera visita al Vicente Calderón, no sé si fue la primera, pero es la que yo recuerdo. Corría el año 75, tenía yo ocho añitos y mi padre, al que siempre estaré agradecido, (por esto y por todo) me llevó a ver el debut de Leivinha y Luiz Pereira. Ganó el atlético 4-1 al Salamanca con tres goles de Leivinha, (en aquellos años no existía el hat-trick).
También recuerdo como si fuera ayer, el 4-3 al Barcelona. Fui con mis amigos y nuestras respectivas novias. Nosotros del atleti, ellas del Barcelona. 0-3 al descanso con los tres goles de Romario. En el descanso me quería ir. Menos mal que no lo hice, porque luego llegó la remontada con el último gol de Caminero con el que casi se vino abajo el estadio.
Hay muchos más recuerdos, de la época de los Quique Ramos, Marina, Arteche, etc.. . De la de Futre, Manolo, Baltazar. De la de los Forlán Agüero, Falcao...miles, como no, la del Doblete.
Pero también tengo malos recuerdos y como son malos, solo destacaré uno, en el año 1996. 
Después del año del doblete, en Champions, el partido ante el Ajax. Fue la primera y creo que la última vez que compré una entrada en la reventa. Recuerdo que me costó 15 mil de las antiguas pesetas. Viví con desesperación ese penalti fallado por Esnaider y ese gol de Dani, (que luego fue jugador del Atlético, por decir algo) que nos dejó fuera de una Champions que tenía el nombre del Atlético.

No quiero dejar pasar mi etapa vivida como profesional en el Calderón. Con Telemadrid he podido vivir, sentir, tocar las entrañas de ese estadio. Sus vestuarios, su sala VIP, su sala de prensa, las escaleras que dan acceso al campo, pisar ese césped. etc. etc.
Gracias a mi profesión he comentado numerosos goles, he realizado cientos de reportajes y entrevistas a los que antes eran y son mis ídolos. He conocido las personalidades de los jugadores más allá de lo que se ve en los terrenos de juego. He compartido con ellos, viajes, alegrías y tristezas y he notado como vibraba el calderón a pie de campo. Estuve con ellos en el inicio de esta última etapa triunfal, y por desgracia no he podido despedirme del Calderón, desde abajo, como profesional, como hubiera querido.

Ahora llega una nueva etapa en un nuevo estadio, el Wanda Metropolitano. Sentiremos nostalgia del Calderón, pero con los primeros goles se olvidará. Allí estaré como aficionado, y quien sabe,..... si como profesional.

miércoles, 3 de mayo de 2017

UN MONSTRUO VINO A VERME

Una vez más, las aspiraciones rojiblancas en la champions se toparon de golpe con el muro blanco. Y esta vez el golpe fue duro de verdad, no mortal, pero casi. Llegaba el Atlético al Bernabéu después de completar su mejor participación en Champions. Llegaba con la mente puesta en la final de Cardiff. Se tenía la intuición de que este año tocaba levantar por fin "la orejona". Solo faltaba salvar el último escollo, superar al Real Madrid, algo que no ha conseguido hacer en ninguna ocasión cuando de la Champions se trata, y ese escollo, ha resultado ser demasiado alto, demasiado fuerte.
De nada sirven los antecedentes, y que el atlético haya superado al Madrid en más ocasiones en los últimos años. Lo hizo en liga, en copa, en la supercopa, pero cuando se trata de la champions....el Madrid se transforma y pasa de ser un super equipo a un Monstruo vestido de blanco que se come a su rival rojiblanco. En esta ocasión , no necesitó de la épica, para marcar en el descuento, o en los últimos minutos, ni de la suerte en la lotería de los penaltis, no. En esta ocasión, lo superó, desde el inicio, en el planteamiento, en el juego, en las ocasiones, y como no, en los goles.
Incluso siendo muy superior, la suerte volvió a caer del lado blanco, en esos detalles que en partidos como estos hacen decantar la balanza. Como en el primer gol, un gol que hace poco tiempo, no hubiera subido al marcador por fuera de juego, pero la norma cambió. O en el segundo gol, que de rebote el balón se le queda franco a Ronaldo para fusilar a Oblak, en el momento en el que el Atlético tenía más control del partido, pero sin ningún peligro. Detalles que desde luego no desmerecen la victoria blanca, porque fue justa, y si me apuran, pudo ser aun mayor.
Al Real Madrid, le salió el partido perfecto, en la noche señalada, mientras que el Atlético jugó su peor partido del año en el peor momento posible. Nada funcionó en el conjunto del Cholo Simeone, al que quizá la presión de jugar contra un equipo que le tiene comida la moral, no le hizo jugar como acostumbra. El Atlético falló mucho más de lo normal, no salía un pase, los balones divididos siempre eran para el Real Madrid, y nadie , salvo Carrasco, hasta que el físico le aguantó, se atrevía a encarar al contrario. Fue un atlético desconocido, sin la presión, ni la garra de otros partidos. Hasta Simeone, no fue fiel a su estilo, y por una vez, (quizás influenciado por las críticas de la final de Milán, donde se le acusó de no ser más atrevido), pensó más en este partido que en la eliminatoria completa. Otros años, con 1-0 abajo, y tal como se estaba desarrollando el partido, hubiera reforzado el centro del campo, dando el balón al Madrid, y habiendo aguantado el chaparrón, a la espera de una contra, para llegar vivos al partido del Calderón. Pero, ayer decidió, ir a por el partido, ir a por un gol que le diera ventaja para el partido de vuelta, y sacó toda su artillería. Sacó todo lo que tenía en el banquillo, que dicho sea de paso, no mejoró en nada a lo que estaba en el césped, despoblando así el centro del campo y el Madrid, lo aprovechó dejando casi sentenciada la eliminatoria.
Quizás sea ventajista decir esto ahora, que se equivocó en el planteamiento, en los cambios, etc.. Yo desde luego, no lo voy a criticar, es más, aplaudo su decisión. Salió mal, pero prefiero caer así, intentando marcar, aunque no saliera nada, que perder atrincherado en tu área.
Ahora solo queda recuperarse lo mejor posible. El pase a la final, casi es una quimera, pero el orgullo atlético debe al menos intentar dar la vuelta a la situación. Llega la hora de empezar a creer en la remontada. En el fútbol se han visto cosas increíbles y todo puede pasar. La tarea es descomunal, La misión es derribar al monstruo blanco y todos los esfuerzos deben ir en esa dirección.
 Si yo fuera Simeone, el once que salte el próximo miércoles debe concentrase en ese único partido, sin ninguna distracción. La derrota del Sevilla en liga, permite al Atlético olvidarse del Eibar, donde tienen que jugar los menos habituales.
Ahora mismo, solo hay un partido, solo una misión. El calderón debe ser la Galia de  Asterix y Simeone debe encontrar la pócima que derrote al Monstruo Blanco. ¿La encontrará?


Nota: Hay que partir de una premisa. El Madrid es mejor que el Atlético, tiene mejores jugadores, mucho mejor banquillo. Los 400 millones de diferencia de presupuesto se dejan notar en esta serie de partidos. Con el viento a favor, el Madrid es imparable. El Atlético solo puede superar al Madrid si hace el partido perfecto y el conjunto de Zidane no tiene su día. Deben alinearse muchos astros. ¿lo harán el Miércoles?

miércoles, 19 de abril de 2017

YA NO ES CASUALIDAD

Si lo haces una vez, puedes achacarlo a la suerte,  si lo consigues por segunda vez, puedes pensar que es una casualidad, pero si lo haces por tercera vez, ya pasa a ser una constante. Eso es precisamente lo que está haciendo el Atlético de Madrid. Tercera semifinal de Champions en los últimos cuatro años ( y la cuarta se le escapó por un gol en los últimos minutos). Algo que está al alcance de muy pocos equipos, vamos, y tan pocos, solo le aguantan en esta situación el Real Madrid, y el Bayern de Múnich, (hoy el Barcelona podría sumarse si consigue remontar a la Juventus). Es decir, hablamos de palabras mayores, hablamos de los grandes clubes de Europa y ahí se ha colado el Atlético de Madrid por méritos propios y lo ha hecho con muchos menos mimbres que esos grandes clubes. Me refiero a mimbres económicos, porque en los futbolísticos no tiene que envidiar a nadie.
Muchos se preguntan, de qué sería capaz el Atlético de Madrid, si tuviera la capacidad económica de los grandes. Si pudiera fichar a esos jugadores que pueden cambiar el rumbo de un partido. Preguntas que no tienen respuestas, porque entran dentro de las hipótesis y no tiene sentido pararse en ellas. Por tanto hay que hablar de realidades. Y la realidad es que el Atlético, en la actualidad ya es un grande y hay que considerarlo como tal. Grande en esfuerzo, en espíritu, en lucha, en coraje y en humildad. Y lo es, con jugadores que individualmente no son cracks, aunque muy buenos, pero que colectivamente son los mejores. Unos jugadores que hacen del grupo su fortaleza y saben que ahí radica su éxito. Todos reman en la misma dirección. Una dirección que les marca desde hace cinco años, un argentino,  que llegó para salvar a un barco que se hundía, y que con tesón lo ha reflotado para luchar contra los grandes transatlánticos.
Les falta la guinda, que es ganar la Champions, y cada vez están más cerca de conseguirla. Como dice Simeone, para lograr una Champions, solo hay un camino, y es el de insistir, insistir, y volver a insistir y en eso está el conjunto rojiblanco. No va a dejar de insistir, van a seguir molestando y estoy seguro de que algún año caerá y puede que, éste, sea el año. Simeone y sus pretorianos están preparados para ello y la historia se lo debe.

lunes, 6 de marzo de 2017

UNA DE CAL Y OTRA DE ARENA

No es lo más aconsejable cuando se quiere conseguir algo importante. No se plantea en el inicio de la temporada. No se busca adrede. Pero cuando llega, tampoco se puede , ni se debe ocultar. Me estoy refiriendo al juego que está desarrollando el Atlético de Madrid esta temporada. Sin lugar a dudas, la más irregular de las cinco en las que el Cholo Simeone ha estado al frente de la nave rojiblanca. Una temporada que comenzó rara, con dos empates ante dos recién ascendidos, que continuó con una serie de victorias que le llevó al liderato y que luego sufrió un bajón que no solo le apeó del liderato, si no también de la posibilidad de conquistar la liga. Y a eso se llegó alternando grandes partidos, con otros no tan buenos y con otros,(quizás demasiados), completamente horribles. La conclusión: el atleti navega en tierra de nadie, lejos de uno de sus objetivos principales, que es el quedar tercero en la clasificación y con la preocupación de sentir el aliento de los perseguidores en busca de esa cuarta plaza que da derecho a jugar la Champions, eso si, con eliminatoria previa. Una plaza, que peligra por ese diente de sierra que está llevando el conjunto rojiblanco a lo largo de esta temporada.
En la situación actual, y mirando lo que queda por delante, hay dos caminos, o ver la botella  medio llena o verla media vacía.Yo soy optimista y prefiero verla medio llena, y partidos como el de ayer ante el Valencia me ratifican en mi posición. Como he dicho antes, el atlético ha hecho muchos partidos malos, en los que los jugadores parecían sombras de sí mismos, pero no es más cierto, que cuando han tenido que dar la cara, casi siempre la han dado, y cuando han fallado, ha sido más fruto de la mala suerte que del juego en sí.
En el día de ayer, el atlético jugaba con la necesidad imperiosa de sumar los tres puntos, debido  a que sus dos más inmediatos perseguidores habían ganado y por tanto un tropiezo en casa les sacaría de la zona champions. Enfrente estaba un Valencia renacido y que llegaba como una importante prueba para conocer de qué pasta estaba hecho el conjunto del Cholo, sobre todo, tras el lamentable partido ante el Depor y con el susto todavía en el cuerpo del percance de Fernando Torres.
Las dudas, si es que las había, se disiparon muy pronto. El Atlético salió con las ideas claras, sabiendo lo que se jugaba y arrolló al conjunto ché desde el primer minuto. Ganó 3-0, pero el resultado fue lo de menos, pudieron ser más, lo mejor fue la aptitud y la actitud del equipo. Bien en defensa, (voy a se aquí políticamente incorrecto, pero pienso que el Atlético defiende mejor cuando no está Diego Godín, que no está atravesando su mejor momento), muy bien en la presión, volvió a ser el equipo incómodo de siempre y casi perfecto en el ataque ( de haber acertado Griezmann y Gameiro todas las ocasiones que tuvieron, el resultado pudo ser de escándalo).
Por tanto, ayer salió cara, y no deben abandonar esta sensación para lo que queda de temporada,
Claves son los tres próximos partidos. El Sábado en Granada, un campo donde debe y tiene que ganar, y en donde el conjunto local se juega la vida. El miércoles 15 ante el Bayer Leverkusen en Champions, donde debe refrendar la magnífica cara que está ofreciendo en la máxima competición continental, y la próxima semana ante el Sevilla en casa, con el duelo por la tercera plaza en juego. Si saca los tres compromisos con nota, el horizonte se verá mucho más claro y los objetivos, mucho más cercanos, pero para ello, ya saben, deberán de dejar de alternar una de cal con otra de arena, porque lo mejor está aún por llegar.

miércoles, 22 de febrero de 2017

El ATLÉTICO EN MODO CHAMPIONS

Había ganas de ver al Atlético de Madrid de nuevo en la Champions. Atrás quedaba una fase de grupos impoluta y la sensación de que este año, el máximo trofeo continental estaba en el punto de mira del conjunto rojiblanco en general y del comandante Simeone en particular, como objetivo prioritario.
Desde que acabó esa fase de grupos hasta hoy, han pasado muchas cosas y no todas positivas en el Atlético. En la liga, alternó partidos buenos, con otros malos y con algunos para olvidar y se dejó puntos por el camino, que, pensar en optar a luchar por el título se presenta como una quimera ( mucho más realista es asegurar una plaza de champions). Luego está la Copa, competición en la que había puestas muchas esperanzas. El objetivo era llegar a la final, y disputarla en el Calderón. No habría mejor colofón para un estadio que ha vivido tantas emociones en estas última décadas.  Solo una mala noche de aciertos de cara al gol  lo dejó fuera de la final deseada.
Por tanto, fuera de la Copa y casi de la Liga, la Champions se presentaba como la única oportunidad de hacer algo grande en la que muy presumiblemente será la última temporada del Cholo Simeone al frente de la nave rojiblanca.
El primer obstáculo era el Bayer Leverkusen, un conjunto que ya hizo sufrir al atlético hace dos temporadas en la misma ronda y al que solo pudo superar en una agónica tanda de penaltis.
Los atléticos estaban expectantes por saber que versión del Atlético saltaría al campo, si el de la primera fase de la Champions, si el irregular en la liga, si el de Barcelona en la Copa o cualquier otra versión. Bueno pues la intención se dejó clara desde los primeros minutos. El atlético se puso el traje de la Champions, y demostró el porqué,  todos los equipos quieren evitar al equipo de Simeone en eliminatorias. Simeone apostó por un equipo ofensivo, colocó a Koke en el centro junto a Gabi, es decir, apostó por el fútbol, más que por el control. Con Koke en el centro, sabe, que el riesgo es mayor, pero se contrarresta con una mayor fluidez en el juego ofensivo y con los jugadores que dispone el atlético en la parte delantera,  no aprovecharlo es una insensatez. El Atlético salió en modo Champions y dejó claro que no apostaría por el cero a cero, que la mejor defensa es un buen ataque y a ello se lanzó desde el inicio.
Marcó dos goles, pero pudieron ser muchos más, en unos primeros 45 minutos casi perfectos que pudieron convertir el partido de vuelta en un mero partido de entrenamiento.
En los segundos 45, hubo de todo, el atlético siguió dominando, se recompuso de los dos goles encajados y supo sufrir durante unos minutos de desconcierto que deben evitarse si se quiere llegar de nuevo a una final. Pero ganó y convenció. El 2-4 final lo dice todo.
Dicho esto, no hay que lanzar las campanas al vuelo, pues no se ha conseguido nada. Se ha dado un gran paso para seguir adelante, (solo un descalabro mayúsculo puede evitar que el atlético no esté en cuartos de final), pero solo es un paso. De aquí a la final, queda un mundo y por delante numerosos y poderosos equipos, y como sucedió en la copa, una mala noche, te puede dejar fuera. Hay que ir piano, piano, sin prisas, pero sin pausas, el atlético lo sabe, Simeone lo sabe y lo que es mejor, los demás equipos europeos ya saben como se las gasta el Atlético. "Señores, el Atlético va a por su champions",Europa se la debe y Simeone desea que  la tercera oportunidad sea la buena.

Posdata: Me encanta esta champions de eliminatorias, se están viendo grandes partidos, golazos, goleadas, partidos intensos y solo acaba de empezar. ¡Qué continue!

miércoles, 8 de febrero de 2017

MORIR EN LA ORILLA

Una vez más y ya son unas cuantas en los últimos años, el Atlético ha vuelto a morir en la orilla sin alcanzar su meta. Después de luchar contra los elementos, después de levantarse, de reinventarse, de creer en sí mismo sin pensar en lo que opinen los demás, se ha quedado a las puertas del éxito. Bien es cierto que en esta ocasión no había un título en juego, pero como si lo fuera. Porque la semifinal entre el Barcelona y el Atlético de Madrid era una final anticipada, con todos mis respetos para los otros dos contendientes, y mucho me equivoco, o el ganador de la Copa será el que salió victorioso de ese partido. Y ese es el Barcelona. Un Barcelona que es justo finalista, más allá de errores arbitrales, porque marcó un gol más que los rojiblancos y mientras que no se cambien las reglas, el que más marca, gana, más allá de que se lo merezca o no. Si analizamos la semifinal en su conjunto, el equipo de Simeone fue superior al de Luis Enrique en tres de las cuartas partes de las que se componen los dos partidos, pero una sola parte, fue suficiente para que el Barcelona se metiera en la final. Hizo dos goles que a la postre fueron definitivos. El atlético se comió al Barcelona en juego y en ocasiones en la segunda parte del partido jugado en el Calderón y en todo el encuentro jugado en el Nou Camp, pero faltó lo único que no puede faltar en el fútbol y es, el gol. Y así es imposible ganar títulos en este mundo, sobre todo cuando te enfrentas a potencias que no necesitan realizar su mejor juego para matarte a la menor ocasión. Las estadísticas hablas por sí solas, el Barcelona necesitó ocho ocasiones en 180 minutos para hace tres goles. El atlético hizo dos en treinta y tres ocasiones. Ahí estuvo la diferencia. Unos amagan y otros matan. Bien es cierto que el árbitro pudo perjudicar al equipo de Simeone, pero el colegiado no influye a la hora de fallar en las claras ocasiones que dispuso el conjunto rojiblanco. Con un poco más de tino, no se hablaría de la actuación arbitral y sí de la gesta del atlético, que una vez más sacó su orgullo para superar a un rival superior en cuanto a jugadores y economía.
El atlético echa en falta la ausencia de un killer, un jugador que te resuelva un partido en una acción. Lo ha echado en falta en muchos momentos de la temporada, pero se nota mucho más en esta serie de partidos, (SIMEONE lo ha pedido por activa y por pasiva, pero por unas causas o por otras, la directiva no le han concedió el delantero deseado).
El atlético quería jugar la final, que con toda probabilidad se jugará en el Calderón en el que será el último partido en el feudo rojiblanco antes de su desaparición y el atlético quería ser protagonista. Estuvo a punto de conseguirlo, se lo mereció, hizo todo lo posible, luchó, peleó, pero no fue suficiente, murió en la orilla.
Todavía le queda una bala en la Champions y sin duda que no la van a desaprovechar. Tendrá que volver a luchar contra los elementos y contra equipos de mayor categoría, pero aceptan el desafío. Sólo confió y espero que en esta ocasión no mueran en la orilla. Esta generación se lo merecen.